Si estás fuera de casa, seguro que te suena todo esto…
- APRECIAS MÁS A TU GENTE
Es difícil alejarse de la gente a la que quieres, pero a su vez esto hará que te des cuenta de quién realmente está ahí contigo. Esa gente pondrá todos los medios para seguir en contacto o buscar un hueco y alegrarte unos días con su visita. Que esto no te asuste porque aclara muchas dudas.
- TE GUSTA TODA LA COMIDA DE TU MADRE (CUANDO TE LA ENVÍA)
Si tienes la suerte de que mamá te envíe comidas de vez en cuando, verás que no está tan mala como creías cuando vivías en casa. Ahora te gustan hasta las lentejas que nunca te comías y por las que siempre le pedías que te hiciera un huevo frito con patatas.
- NO LLORAS TANTO EN LAS DESPEDIDAS
Está claro que siempre es difícil decir adiós, pero con el tiempo te acostumbrarás a decirlo (casi) sin lágrimas. Ya te has dado cuenta de que se puede vivir fuera de casa y el entorno familiar y que siempre vuelve a haber un “hola” después de ese odioso “adiós”.
- LLEVAS MEJOR EL PERDERTE ACONTECIMIENTOS IMPORTANTES
La vida continúa en tu entorno original, los amigos siguen celebrando sus cumpleaños, la familia sigue quedando para juntarse a comer y las ceremonias y las fiestas no paran de celebrarse porque estés fuera. Pero ya has superado que no puedes estar en todo momento ahí y que las redes sociales al menos nos dejan ver que todas esas tradiciones siguen vivas.
- HACES COMO LOS LUGAREÑOS
Poco a poco te acostumbras a todo lo que hacen los locales. Si eres de los que se ha negado continuamente a comer y cenar pronto o a no tener cortinas, acabas aceptándolo y formando parte de esa cultura típica del país en el que estás.